lunes, 3 de agosto de 2015

LOS CAMINOS OLVIDADOS

“Solo conoce la tierra quien vuelve a pisar los caminos olvidados” describe  cómo es el entorno rural en un país como Nicaragua. En esta ocasión nos adentramos en la comunidad de San Blas acompañados de Doña Coronada, una mujer del lugar que trabaja en la asociación “Hijos del Maíz” y que amablemente nos dio a conocer un poco mejor cómo es la realidad en un medio que, cuanto menos, podríamos catalogar de “olvidado”. 

Entre los caminos de tierra, bordeados de una intensa vegetación y alguna explotación agraria, se sitúan  humildes viviendas que  nos hacen ver una realidad a la cual no estamos acostumbrados. Éstas están separadas considerablemente las unas de las otras, lo que hace que San Blas tenga una extensión considerable.

Visitamos en primer lugar la abandonada iglesia de Cristo Rey. Edificio en alto estado de deterioro debido al terremoto que se produjo en el año 2000. Siguiendo el camino nos encontramos con un “templo” evangelista que se reducía a una tejavana sostenida por unos torsionados maderos que no daban sensación de seguridad alguna. En el paseo, Doña Coronada nos mostró los caminos de los antiguas vías ferroviarias. Nicaragua no tiene ferrocarril desde el mandato de Violeta Chamorro quien decidió eliminar dicho servicio de transporte por considerarlo insostenible Esto, en líneas generales, no ha venido bien al país, especialmente en estos entornos rurales que obligan a que la población rural tenga que desplazarse en “caponeras” ( motos de tres ruedas) hasta las vías principales de carretera y tomar un servicio de autobús frecuente pero atestado de personas. 


Vimos algunos pozos, muchos de ellos secos debido posiblemente a los sistemas de regadío de
explotaciones agrarias de caña de azúcar lo cual causa trastornos a la población para lo obtención de agua. Visitamos la casa de Doña Coronada y tuvimos la ocasión de charlar con su padre, miembro del “Poder Ciudadano” que, con una radio en la repisa de una ventana, tiene asignada la tarea de pasar dos reportes diarios (comunicar el tiempo en el lugar).  Terminamos la visita en el Campo Santo atravesando polvorientos caminos bajo el amparo de un calor asfixiante y extremadamente húmedo descubriendo la vida cotidiana de la población . Nos encontramos con jornaleros y pastores que regresaban de su durísima jornada de trabajo, cicatrizadas la caras de cansancio y, me atrevería a decir, que de tristeza y resignación. Es por ello conveniente pisar estos caminos olvidados y ver realidades que nos encogen y que nos muestran las vergüenzas de un mundo tan mal repartido

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